La última cifra de la industria automotriz mexicana asegura que en México se armaron más de 3 millones de vehículos en un período de 12 meses, ubicando al país en la séptima posición como fabricante de automóviles a nivel mundial, además de ser el número 1 en la exportación de tracto camiones y ubicarnos como el cuarto productor de autopartes. Esto nos coloca como potencia mundial en esta industria.
También, se estima que el sector representa el 3.5% del PIB y, genera más de 30 millones de empleos directos e indirectos. Además, con la consolidación del T-MEC, el panorama del sector es alentador debido a las relaciones trilaterales que existen entre México, Estados Unidos y Canadá. La consultora J.D. Power, considera que en 2025 se podría alcanzar una cifra de producción de 4.5 millones de unidades anuales.
Y justamente, las empresas automotrices como proveedores de autopartes han comenzado ha enfocarse en incrementar la producción de autos eléctricos e híbridos debido a que su uso se ha ampliado en los últimos años. Por ejemplo, en 2016 se vendían anualmente unas 8 mil 200 unidades de este tipo, que son amigables con el medio ambiente; para 2021, es decir en sólo 5 años, se llegaron a comercializar más de 47 mil. Adicionalmente, no hay que olvidar que existe un rumor latente de que Tesla instalaría una planta de producción en México, lo que ayudaría a mejorar estas cifras.
Los automóviles híbridos y eléctricos son una impresionante respuesta de innovación de la industria
automotriz para combatir el cambio climático. En un inicio, a los consumidores, les costaba aceptar
vehículos que no tuvieran motor de combustión interna, pero conforme han pasado los años, estos
autos son muy bien recibidos por los consumidores y la sociedad.
Las empresas automotrices y su cadena de valor, han hecho esfuerzos impresionantes para ser
compañías amigables con el medio ambiente. Adicionalmente, han implementado proyectos de
gestión global de instalaciones eficientes, con un correcto programa de Operación y Mantenimiento
que ha dado como resultado que los equipos solamente consuman la energía que tienen que consumir.
Esta pequeña e imperceptible acción, ayuda a disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera.
Estos programas contribuyen a los programas de Responsabilidad Social Empresarial de las
armadoras, y también implican un beneficio en la reducción de costos, así como un incremento en la
vida útil de los equipos de soporte. Además de que se logra reducir la huella de carbono e impacto
ambiental, obteniendo importantes reducciones en costos energéticos y económicos.
La energía es un recurso que se puede gestionar y, para hacer un uso eficiente, es necesario identificar,
priorizar y seleccionar las acciones para la mejora del desempeño energético, con base en su potencial
de ahorro y el nivel de inversión requerido. Y esto, la industria automotriz lo ha entendido bastante bien.
Fuente: https://www.eleconomista.com.mx
Imagen: https://www.altonivel.com.mx
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